El Arbutus unedo es más conocido en España como madroño y es todo un símbolo para los ciudadanos de Madrid (‘El oso y el madroño’ que aparecen en su escudo). Un árbol frutal de porte pequeño con hojas durante todo el año, cuyos frutos a la vez de decorativos, pueden ser consumidos tanto si se encuentra en su hábitat natural como si está plantado en el jardín.
En jardinería se puede disfrutar como árbol en solitario o en grupo, si se dispone de suficiente espacio, formando un pequeño bosque. En su hábitat natural es frecuente verlo asociado a las encinas, creciendo en las zonas más húmedas y umbrías.
¿Cómo es el Arbutus unedo?
Es árbol frutal cuyos frutos son incluidos en el grupo de “frutos del bosque”. De porte pequeño, en el jardín suele situar su altura alrededor de los seis metros. Tiene un crecimiento lento pero ramifica con facilidad cuyas ramas tienden a abrirse según envejecen y ganan en altura.
Es un árbol de hojas perennes de color verde y aspecto brillante con bordes serrados de color rojizo. Sus flores no poseen un gran valor ornamental, siendo de color blanco aunque frecuentemente teñidas de color rosa o verde. Crecen en forma de racimos terminales durante el otoño y principios de invierno, con la peculiaridad de coincidir con frutos maduros todavía en el árbol.
Su fruto da el nombre más popular a este árbol: el madroño. Es una baya redonda, globosa, de color verde al principio llegando al rojo brillante en su madurez. Una de sus características es su superficie de aspecto rugoso. De pulpa amarillenta, contiene numerosas semillas de tamaño pequeño. Su sabor es dulce cuando está bien maduro.
Con sus frutos, además de consumirse como fruta fresca, se hacía vinagre y diversas bebidas alcohólicas como por ejemplo el aguardiente de madroño, licor muy apreciado en algunas zonas de Asturias y Portugal. Con ellos también se pueden hacer mermeladas y salsas para acompañar platos de carne.
La multiplicación del Arbutus unedo es por semilla o esqueje. Lo más normal en viveros es reproducirlos por esqueje procedente de plantas madres seleccionadas para fijar el genotipo y de esta forma ofrecer plantas de mejor calidad. Tras el enraizado del esqueje, se plantan en pequeños contenedores al aire libre o bajo instalaciones con malla de sombreo para que vegete mejor.
El sustrato adecuado en estos casos es un turboso, de granulometría gruesa y fértil. Recordemos que en los viveros se posee de equipos de riego que permiten controlar el nivel humedad y fertilización en el sustrato muy bien, por lo que no hay los problemas que se nos pueden plantear sobre la tierra de un jardín.
Conforme crece la planta se le van dando o no las podas necesarias para formarlo en formato arbustivo. Con el tiempo se pueden trasplantar a contendores mayores para alcanzar formatos más grandes.
Durante el cultivo se vigila su estado de sanidad mediante tratamientos preventivos o lucha biológica según viveros.
El abonado del madroño debe ser rico en fósforo y potasio durante los primeros años para que enraíce adecuadamente y crezca fuerte. Un exceso de nitrógeno provoca un crecimiento excesivo y que la planta esté más tierna.